El territorio de los muiscas abarcaba las cuencas y valles del río Bogotá hasta Ten; del río Negro hasta Quetame, el Guavio hasta Gachalá, de Garagoa hasta Somondoco, de Chicamocha hasta Soatá y del río Suárez hasta Vélez. No existe un acuerdo sobre cifras de población, pero los conquistadores son enfáticos en destacar la multitud de los indígenas.
Vista desde lo alto
del cerro de Suba, la sabana de Bogotá presentaba una amplia zona pantanosa
rodeada por una llanura cubierta de pastos y vegetación baja. En ella se
destacaban numerosas aldeas: Suba, Tuna, Tibabuyes, Usaquén, Teusaquillo, Cota,
Engativá, Funza, Fontibón, Techo, Bosa, Soacha y palacios compuestos por bohíos
rodeados por dos o tres empalizadas concéntricas, semejantes a los alcázares
árabes del sur de España.
Este "Valle de los Alcázares" que con las sierras
nevadas de la Cordillera Central en el horizonte, dio pie para el nombre de
Nuevo Reino de Granada, era en efecto el núcleo del cacicazgo de Bogotá. Las
Sierras Nevadas de granada continúan en España la cadena sagrada para los grupos
Chibchas
Con su sede de
gobierno en Funza, este era el cacicazgo regional más extenso y poblado, no sólo
del territorio Muisca sino de todo el norte de Sudamérica en aquel siglo. Sus
gobernantes, los Zipas, lo habían conformado recientemente anexando los
cacicazgos intermedios de Guatavita, Ubaque, Ubaté, Zipaquirá y Fusagasugá
(Londoño, 1988).
Sin embargo, y por
esa misma razón, Bogotá era a la vez el más inestable de los cuatro cacicazgos
regionales en que se dividía en ese entonces el territorio de los muiscas. Así,
aunque el cacique de Bogotá opuso resistencia a la conquista, muchos de sus
sujetos prefirieron sacudirse su dominio aliándose a los europeos, como sucedió
cuando Quesada salió por el valle del Teusacá hacia el norte
- Agricultura
La base esencial de la economía muisca fue la agricultura;
cultivaron principalmente el maíz de diferentes variedades, que se convirtió en
la base de la alimentación. Además, sembraron algodón, yuca, batata, calabaza,
hibia, arracacha, piña, aguacate, coca, tabaco, etc.
Las técnicas
agrícolas eran rudimentarias; emplearon el azadón, la
coa de macana y el sistema de roza. Además, hay evidencias del uso de
canales de riego y terrazas en las laderas en Chocontá, Facatativa, Tocancipa y
Tunja.
- Caza y Pesca
Los muiscas obtenían
y consumían carnes de curi, conejo, venado, peces y aves. La carne de venado era
consumida únicamente por la aristocracia. La caza y la pesca eran actividades
poco practicadas por los muiscas y no domesticaron animales.
- Comercio
La abundancia de
diferentes productos en determinados lugares, llevó a la necesidad de establecer
las ferias o mercados, con el fin de facilitar el intercambio. Había frecuentes
mercados públicos en lugares importantes como Bacatá, Zipaquirá, Tunja y
Turmequé; estos se efectuaban cada cuatro días.
Este intercambio
permite afirmar que entre los muiscas, el desarrollo tecnológico logrado y la
efectividad del trabajo, produjeron un excedente, que era destinado en parte al
almacenamiento para el pago de tributos o como reserva para épocas de crisis; la
otra parte era utilizada para el trueque con otros grupos
indígenas.
Los muiscas
utilizaron discos de oro, especie de moneda de diferentes tamaños, peso y forma,
lo que permite afirmar que no lo utilizaban como tal, sino como forma de
conservación del oro.
- Textileria
Esta industria fue de
gran significado en los altiplanos fríos de Cundinamarca y Boyacá. El Cronista
Fray Pedro Simón, refiere que los muiscas usaban mantas coloradas en señal de
luto. Los indios de Lenguazaque las usaban de diversos colores y los cortesanos
de Tunja muy ricas y decoradas; los sugamoxis envolvían los cadáveres de sus
antepasados en mantas de algodón. En estas mantas pintaron una gran variedad de
motivos geométricos, al parecer de carácter simbólico.
Gracias a las
exploraciones realizadas por Eliécer Silva Celis, se sabe que las coberturas de
las momias eran telas de algodón, mallas de fique y pieles de animales. La
industria del tejido tenia para los indios una importancia extraordinaria; todos
los acontecimientos de la vida los festejaban con regalos de mantas. Para
decorarles usaban como colorantes numerosas plantas. También utilizaron los
colorantes de origen mineral o especie de barro a base de tierras de
colores.
- Mineria
La posesión de la
sal, permitió a este grupo indígena obtener una ventaja natural sobre las tribus
circunvecinas; la extraían de las salinas de Zipaquirá, Nemocón, Sesquilé y
Tausa. Tales minas constituían el tesoro del soberano muisca y su principal
recurso fiscal. El reconocimiento del prestigio que las minas de sal
representaban a la soberanía de los Chibchas, se descubre por el comercio con
las demás tribus. Según los cronistas, en Barrancabermeja los españoles
encontraron algunos panes de sal, por lo que comprendieron el sendero que debían
seguir para encontrar el pueblo civilizado.
La compactación de la
sal requería hasta cierto punto complicado, cuyos detalles han cambiado poco
durante los últimos cuatro (4) siglos.
Los muiscas
explotaron los yacimientos de esmeraldas existentes en Somondoco. Para
extraerlas, removían la tierra con barras de madera resistentes y hacían correr
agua con el fin de descubrir y recoger las piedras preciosas. La extracción se
realizaba en época de lluvias.
Con las esmeraldas
hacían intercambio comercial por lo que fueron conocidas y apreciadas por tribus
lejanas.
Los muiscas utilizaron también el carbón de piedra, el cual era extraído de la región de Sogamoso; el cobre lo extraían de la zona de Gachalá y Moniquirá; en menor escala, el oro; la mayor parte de este era obtenido mediante el trueque con otras tribus.
- Alfarería y Cerámica
La alfarería se
desarrolla en lugares cercanos a las fuentes saladas para hacer las gachas o moyos en que se compactaban los panes de sal. Los
grandes talleres de cerámica artística, estuvieron en los pueblos circunvecinos
a Tocancipá, Gachancipá, Cogua, Guatavita, Guasca y Ráquira, cuyas arcillas
especiales ofrecían materia prima excelente para estas
labores.
Los Alfareros chibchas, con los artificios de su tosca industria llenaban otras necesidades, tales como: husos y torteros de hilandería, rodillos labrados para impresión de relieves, bruñidores, crisoles y matrices de fundición, ocarinas y otros instrumentos musicales, así como multitud de pequeños implementos cuya aplicación no se ha podido establecer.
- Orfebrería
Los Muiscas fueron magníficos orfebres; fabricaban
figurillas y objetos de adorno, como diademas, collares, narigueras, tiaras,
pulseras, pectorales, mascaras y los famosos tunjos decorados con hilos de oro y, en general,
figuras antropomorfas y zoomorfas planas.
Los chibchas o
muiscas obtenían el oro por transacción con las tribus vecinas. Trocaban
esmeraldas, mantas y algodón por oro. Aleaban el oro argentífero nativo en proporción variable con el cobre puro y obtenían
así aleaciones de color bronceado, conocidas en Colombia con el nombre de tumbaga,
- Arte Rupestre
En el territorio Chibcha especialmente en
Facatativá, Bojacá, Fusagasugá y en algunos sitios de la región ocupadas por los
Guanes se encuentran piedras, generalmente grandes
rocas, con dibujos indígenas con tintas indelebles. Suelen hallarse las mismas
formas o figuras talladas en rocas. En Facatativá las piedras de Tunja con sus
corpulentas masas geológicas, aparecen tatuadas con estas pinturas a tinta roja
encendida, como testimonios callados, como garabatos prehistóricos que muestran
la huella que dejo un pueblo en su peregrinación de siglos.
Es una de las
manifestaciones arqueológicas más importantes de esta área, aunque algunos
arqueólogos opinan que proceden de una época anterior a la llegada de los
pueblos de lengua Chibcha a esa zona. La arquitectura Chibcha fue muy simple, no
utilizaban piedra sino madera y paja.
La arquitectura
precolombina que alcanzó entre los aztecas, los mayas y los peruanos sus más
brillantes y admiradas expresiones artísticas, no tubo entre los chibchas
siquiera un desarrollo comprable con el de aquellas culturas. La diferencia
esencial consiste en el empleo de la piedra para las construcciones. Los
chibchas tenían la piedra profusamente desparramada en su medio geográfico pero
fueron incapaces de utilizarla para la escultura y para las construcciones. Los
chibchas hacían sus casas utilizando como principal material la caña y el barro
para hacer las tapias llamadas bahareque.
Las casas comunes eran de dos formas: unas cónicas y otras
rectangulares. Las primeras consistían en una pared en circulo echo de palos
enterrados como pilares más fuertes sobre los cuales se sostenía de lado y lado
un doble entre tejido de cañas cuyo intersticio era tupido de barro. El techo
era cónico y cubierto de pajas aseguradas sobre varas la profusión de tales
construcciones en forma cónica en la sabana de Bogotá, dio origen a que Gonzalo
Jiménez de Quezada le diera a esta altiplanicie l nombre de Valles de los
Alcázares.
Las construcciones
rectangulares consistían en paredes paralelas también de bahareque, como las
anteriores, con techo en dos alas en forma rectangular.
Tanto las
construcciones cónicas como las rectangulares tenían puertas y ventanas
pequeñas. En el interior el moblaje era sencillo y consistía principalmente en
camas hechas también de cañas, llamadas barbacoas, sobre las cuales se tendía
gran profusión de mantas; los asientos eran escasos pues los indígenas solían
descansar en cuclillas en el suelo. Además de las casas comunes existían otras
dos clases de construcciones: una para los señores principales, probablemente
jefe de tribu y de clan, y otras para los jefes de las confederaciones chibchas,
como los Zaque y los Zipas.
- Actividades Guerreras
Las armas de guerra
en las sociedades salvajes y bárbaras son generalmente los mismos instrumentos
de cacería utilizado sin modificaciones o complementados con algunas
innovaciones de adaptación. Primero en la guerra con los animales, contienda
defensiva para preservar la vida y lucha ofensiva para sustentar la existencia
humana. Las armas que el hombre inventa en esta lucha que sistematizada se le
llama cacería, le sirven luego en combate con los demás hombres. Originariamente
los inventos de cacería y guerra se enlazan sobre el fondo de sangre de su
dramatismo.
Los chibchas
utilizaban en sus guerras grandes macanas, lanzas y cachiporras de madera, y
hondas para lanzar guijarros. Su arma principal era la tiradera o estólica que
son ciertos dardillos de varilla liviana a manera de carrizos con puntas de
macana.
Cuando en las
actividades guerreras lograban cautivar niños pertenecientes a las tribus
enemigas los destinaban para ser sacrificados al sol y los mantenían entre tanto
en casas especiales donde recibían buen trato y comida esmerada. El sacrificio
tenia lugar en las altas cumbres que miraban hacia el este. Los Jeques conducían
ceremonialmente a la criatura y la colocaban en el suelo sobre una manta fina.
Con cuchillas de caña degollaban al niño y recogían su sangre en totumas para
untar con ellas las piedras donde caían los primeros rayos solares del amanecer.
El cuerpo de la víctima recibía sepultura en una cueva o era dejado expuesto al
sol tropical para que los rayos lo achicharraran devorándolo. Este sacrificio
macabro tenia por objeto desenfadar al sol.
Igualmente los
caciques hacían sacrificios humanos, con flechas, los cuales se llevaban a cabo
en las entradas de sus casas y posteriormente llevada su cadáver y sangre a los
cerros más altos, donde teñían las piedras con sangre y enterraban la víctima de
cara al sol.
- Instrumentos Musicales
En las batallas y en las
fiestas usaban los chibchas instrumentos de música, algunos como especie de
dulzainas, hechas de arcilla cosida.
A la llegada de los
españoles en el territorio muisca existían 5 federaciones independientes,
formadas por 25 tribus:
- La confederación de Bacatá o Bogotá: Era la más extensa, a ella pertenecían unas 20 tribus las cuales gobernaba el zipa; comprendía gran parte del departamento de Cundinamarca.
- La confederación de Hunza o Tunja: abarca algunas zonas de clima frío al norte de Cundinamarca y gran parte de Boyacá. El Zaque la gobernaba.
- La confederación de Tundama o Duitama, compuesta por pocas tribus
- La confederación de Sogamoso o Iraca: de escasa extensión territorial. Allí residía el sacerdote más importante, dedicado a la adoración del sol.
- La confederación de los indios Guanes: formada por un subgrupo de los muiscas ocupaba las ollas de los ríos Suarez y Chicamocha y la mesa de Lérida en Santander.
Así conformada, la
cultura muisca era un estado en formación. Contaba con una clase gobernante
principal, secundada por otra menor, que regia unidades administrativas más
pequeñas (capitanías o parcialidades).
Según parece, al lado de los jefes había un consejo tribal. Al morir un jefe de confederación, el poder lo heredaba un sobrino, hijo de una hermana. Lo mismo ocurría con los caciques.
- Legislación
Los Muiscas se regían por un complejo sistema de sentencias o leyes muy estrictas, que sustentaron el orden moral, político y social llamado código de Nemequene, transmitido oralmente. El código castigaba el incesto y condenaba a muerte al homicida, aunque hubiera conseguido el perdón de los familiares del difunto. El hurto se castigaba con la pena de muerte al igual que el soborno. Si una mujer moría en el parto, el marido debía indemnizar a la familia de la esposa. Existía la pena de muerte para quien violara una mujer y para el que huía de la guerra. Además, se limitaba el lujo en la gente común.
- Organización Social
La sociedad muisca se
basó en un grupo de familias emparentadas por vínculos
consanguíneos.
En el siglo XVI la
población muisca tenia unos 650.000 habitantes. Su base de la organización
social era el Clan o familia extensa, caracterizado
por la exogamia. Los hijos heredaban por línea
materna, puesto que pertenecían a la comunidad de su madre. Aunque se permitía
el matrimonio poligamico, en realidad solo lo practicaba la nobleza. La
residencia era patriarcal.
Los individuos
trabajaban en común las tierras de su jefe de clan, o del sacerdote o jeque.
Varios clanes formaban una tribu y sus miembros trabajaban las sementeras del
cacique u uzaque (Jefe de tribu), quien cobraba los tributos y entregaba
parte de ellos al Zipa o al Zaque, jefes de estas confederaciones,
conformadas por varias tribus.
Los jefes de
confederación, los jefes de tribu y los sacerdotes formaban una clase superior,
que se apropiaba de parte de los excedentes de producción agrícola y minera.
Ello originó la diferenciación de grupos dentro de la sociedad y condujo a la
formación de clases y al surgimiento de la propiedad privada y del estado. La
apropiación de los excedentes de producción se efectuaba mediante el cobro de un
tributo o impuesto, que debían pagarse en especie, y del trabajo, obligatorio
también, en los cultivos de los jefes de tribu y de los sacerdotes. Este sistema
impidió que se estableciera la esclavitud en la sociedad
muisca.
Era politeísta. Sus
divinidades representaban diversas fuerzas de la naturaleza. Sus principales
dioses fueron Chiminichagua, principio creador o fuerza suprema, Xué, el sol, Chía, la luna, Bachue, la madre de la humanidad y diosa de las
legumbres, Cuchaviva el arco iris,
Chibchacun, dios general, Chaquen, dios de los corredores y Bochica, héroe civilizador. Las lagunas eran
consideradas lugares sagrados; allí celebraban ceremonias religiosas de gran
esplendor, durante las cuales arrojaban al agua, tunjos elaborados en tumbaga,
Los sacrificios
humanos eran ceremonias populares de gran importancia en los pueblos chibchas.
Fuera de esta ceremonia en que el homenaje al dios entrañaba el sacrificio de un
ser humano, existían otras de gran renombre como la famosa de El Dorado, de carácter mágico-religioso. Esta
ceremonia tenía ocurrencia con motivo de la posesión en el mando del cacique de
Guatavita y era por lo tanto de celebración poco frecuente. En cambio las
grandes procesiones rituales se sucedían a menudo. Tenían lugar en ciertas
épocas del año y adquirían una grandiosa fastuosidad.
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